Desempacando la diferenciación de emociones: transformando la experiencia desagradable al percibir distinciones en la negatividad
Todd B. Kashdan, Lisa Feldman Barrett, y Patrick E. McKnight
George Mason University
Northeastern University
Originalmente publicado en: Current Directions in Psychological Science, Vol. 24 (1), 10-16, 2015.
Traducción de: Alejandro Franco (Portal de formación iPsicologia.com)
Correo: [email protected]
Resumen
La capacidad para percibir y distinguir cuidadosamente la rica complejidad en las experiencias emocionales es un componente clave de las intervenciones psicológicas. Hemos revisado investigaciones en psicología clínica, social, y de la salud, que ofrecen perspectivas acerca del valor adaptativo de colocar los sentimientos en palabras con un alto grado de complejidad (por ejemplo, la diferenciación de emociones o la granularidad emocional). De acuerdo con investigaciones recientes, luego de experimentar un malestar intenso, los individuos que experimentan sus emociones con mayor granularidad están menos predispuestos a caer en estrategias maladaptativas autoregulatorias tales como la bebida, la agresión, y el comportamiento autoagresivo; demuestran menos reactividad neural al rechazo; y experimentan menos ansiedad severa y trastornos depresivos. Estos hallazgos aportan una luz sobre cómo las emociones negativas y las experiencias estresantes pueden ser transformadas a partir de la capacidad de diferenciar las emociones de la persona. Además de la investigación básica que sugiere que la diferenciación de emociones es un importante proceso evolutivo, la evidencia sugiere que las intervenciones diseñadas para mejorar la diferenciación de emociones pueden tanto reducir los problemas psicológicos como incrementar diversos aspectos del bienestar.
Palabras clave
diferenciación de emociones, complejidad emocional, regulación de emociones, flexibilidad psicológica.
Cuando los aviones impactaron la primera de las torres gemelas en septiembre 11 de 2001, los reporteros salieron a las calles para detener a personas que corrían y preguntarles qué estaban sintiendo (ver Barrett, 2006b, p. 25). En aquel día de terror, dos personas respondieron de manera muy diferente:
Mi primera reacción fue una terrible tristeza… Pero la segunda reacción fue de ira, porque no podes hacer nada con la tristeza.
Sentí muchas cosas que no podría destacar. Tal vez rabia, confusión, miedo. Simplemente me sentí mal el 11 de septiembre. Realmente mal.
Con gran detalle, la primera persona describe una serie de experiencias emocionales específicas asociadas con un deseo de actuar. La segunda persona, en cambio, lucha para representar sus sentimientos con términos específicos y al final sólo queda con un sentimiento general de malestar.
Estos dos ejemplos son típicos de cómo las personas colocan sus sentimientos en palabras. Los teóricos han propuesto que las personas con la capacidad para caracterizar verbalmente sus experiencias emocionales con granularidad y detalle están menos predispuestas a quedar sobrecargadas en situaciones estresantes (Lane& Schwartz, 1987; Lindquist & Barrett, 2008). Esta secuencia de eventos, comenzando con el ataque de sentimientos intensos desagradables, se representa en la Figura 1. Primero, el acto de utilizar etiquetas con palabras-emoción para diferenciar lo que se siente en un momento dado transmite información acerca de la situación y posibles rutas de acción (Barrett, 2006b, 2012). Segundo, a su vez, las emociones etiquetadas se vuelven más fáciles para regular, y pueden convertirse ya sea en irrelevantes o facilitar los esfuerzos personales del individuo (como en el caso de, por ejemplo, la ira que incrementa la posición dominante de alguien durante una negociación confrontada; Tamir, 2009). Tercero, con un manejo saludable de las emociones, la persona será más capaz de realizar esfuerzos personales que irán más allá de la alteración o control de eventos mentales privados (Kashdan, Breen, & Julian, 2010). Cuando una persona lucha para manejar un malestar intenso, metas vitales tales como tratar de ser un buen padre, estar en forma, o escribir un libro sobre zombies con un abordaje histórico se convierten en secundarias frente a los esfuerzos de regulación emocional. En consecuencia, aquellos que tienen dificultades con la diferenciación de emociones y su regulación podrían quedar propensos a dar respuestas poco saludables y desenfocadas que buscan que la persona se sienta mejor pero que no están bien diseñadas para la situación -tal como beber en exceso o la agresión física.
Fig. 1. Diferenciación de emociones como puerta a un mayor bienestar en una secuencia de eventos instigados por la presencia de emociones intensas negativas y la capacidad para etiquetar las experiencias de manera efectiva con palabras-emoción.
Pensando seriamente sobre medición
Un número de constructos psicológicos diferentes describen la habilidad para representar con precisión los cambios afectivos como experiencias emocionales diferenciadas asociadas con una regulación de emociones saludable.Estos son presentados en la Tabla 1. Una distinción importante tiene que ver con la manera en que los constructos son medidos. Existe una medición de rasgo en la diferenciación de emociones para la cual los encuestados deben caracterizar sus experiencias en términos globales y retrospectivos (valorando ítems tales como “soy consciente de las diferentes variaciones o sutilezas en una emoción dada” en una escala de siete puntos desde no me describe muy bien hasta me describe muy bien; Kang & Shaver, 2004). Este tipo de respuestas retrospectivas hace que las personas recuerden y agreguen respuestas a partir de múltiples situaciones y tiendan a reflexionar en las creencias que tienen acerca de sí mismos más que dar una representación precisa de experiencias emocionales actuales (ver Robinson & Clore, 2002, para problemas con los autorreportes retrospectivos).
Desde nuestra perspectiva, si la diferenciación de emociones es una habilidad, debería ser medida comportamentalmente. Esto precisa observar cómo las personas reportan sus experiencias emocionales momento a momento. Unaestrategia de muestreo de experiencias permite a los científicos construir una medida basada en el desempeño en la diferenciación de emociones tomando medidas repetidas intensivas en un período longitudinal y observando los patrones en los reportes subjetivos actuales (Lindquist &Barrett, 2008). Las personas con una alta diferenciación reportan experiencias emocionales más detalladas en diferentes ocasiones y utilizan diferentes adjetivos para representar diferentes tipos de experiencias (por ejemplo, distinguiendo la presencia e intensidad de la ira, nerviosidad, vergüenza, culpa, y remordimiento). Las personas con baja diferenciación utilizan el mismo conjunto de adjetivos para reportar sus experiencias, pero los utilizan para representar solamente unos pocos estados de sentimiento general. Por ejemplo, podrían utilizar las palabras como furioso, triste, y atemorizado para comunicar una experiencia desagradable, y palabras tales como emocionado, feliz, y calmado para describir una experiencia placentera.
Tabla 1. Terminología y metodología para la complejidad de las emociones | ||
Constructo | Definición | Medida |
Diferenciación de emociones | Capacidad para etiquetar experiencias con un alto grado de especificidad -algunas veces definida como la habilidad para “identificar” o “reconocer” emociones con precisión (esto implica que los reportes emocionales tienen un criterio claro y objetivo contra el cual la precisión puede compararse, pero consulte Barrett, 2006a), y en otros momentos definida como la capacidad para construir y representar experiencias con un alto grado de granularidad (por ejemplo, distinciones granuladas de manera fina).
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Índices empíricamente derivados y computados de medidas repetidas de manera intensiva en autorreportes actuales a través de situaciones e instancias; también existe una medida global de auto-reporte de rasgos (Kang & Shaver, 2004). |
Claridad emocional | Que posee una representación clara y sin ambigüedades del sentimiento emocional.
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Juicios sobre atributos utilizando una medida global de auto-reporte retrospectivo (la escala de conciencia de estado de ánimo; Swinkels& Giuliano, 1995; también ver Palmieri, Boden, &Berenbaum, 2009, para una escala compuesta; y la escala de atributos de meta-estados de ánimo; Salovey, Mayer, Golman, Turvey, &Palfai, 1995). |
Complejidad emocional | Se refiere a la dialéctica (experimentar afectos positivos y negativos al mismo tiempo) y la granularidad de la experiencia de la emoción.
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Índices derivados empíricamente, computados de medidas repetidas intensamente a través de auto-reportes momentáneos de situaciones e instancias.
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Conciencia emocional | La complejidad del conocimiento proposicional de la emoción.
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Índices derivados empíricamente y computados de respuestas narrativas ante escenarios hipotéticos inductores de emociones (la escala de niveles de conciencia emocional, Lane, Quinlan, Schwartz, Walker, & Zeitlin, 1990).
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Alexitimia | Un sistema conceptual empobrecido para el vocabulario emocional y las emociones, asociado con descripciones empobrecidas de experiencias emocionales y problemas para comprender las experiencias emocionales de otros | Juicios sobre atributos utilizando medidas de auto-reporte retrospectivas y globales (la escala de Toronto para alexitimia; Parker, Taylor, &Bagby, 2001). |
En este artículo, enfocamos nuestra revisión en los hallazgos de estudios que han utilizado medidas de desempeño para valorar la diferenciación de emociones como habilidad. Sin embargo, debemos ser claros en que el muestreo de experiencias no es la estrategia única de medición ni tampoco la óptima; los investigadores han recopilado valoraciones de experiencias vividas luego de una exposición a imágenes estandarizadas como emocionalmente provocadoras (Suvak et al., 2011) y situaciones sociales (Boden, Thompson, Dizén, Berenbaum, & Baker, 2013). Un problema con todos estos abordajes es que para capturar realmente el desempeño en la diferenciación de emociones espontánea de un individuo, los investigadores deben evaluar lo que se está sintiendo sin utilizar estímulos con una lista cerrada de palabras acerca de emociones.Esta línea de investigación podría beneficiarse de abordajes de pensar en voz alta tanto en la vida real como en situaciones simuladas, en donde los individuos verbalizan lo que están sintiendo mientras están interactuando en una situación (Davison, Navarre, & Vogel, 1995).
Evidencias de los beneficios de la diferenciación de emociones negativas
La diferenciación de emociones es benéfica y trasciende cualquier problema psicológico único, convirtiéndose en una habilidad que facilita el bienestar psicológico y social. El primer estudio para investigar este enlace mostró que cuando las personas debían reportar tanto las experiencias intensas negativas como sus esfuerzos para regularlas en el momento preciso en que ocurrían en la vida diaria, utilizando el método del diario, aquellos que eran diestros para distinguir las emociones negativas reportaron cerca de 30% más de estrategias para reducir las emociones negativas e incrementar las emociones positivas en el curso de dos semanas, comparándolo con personas con niveles bajos en diferenciación de emociones (Barrett, Gross, Christensen, &Benvenuto, 2001). Estos hallazgos mostraron por primera vez que el afecto negativo intenso, si es diferenciado como experiencia emocional, podría ser funcional en su vínculo con estrategias saludables de regulación de emociones y, potencialmente, incluso con la salud psicológica. Este hallazgo surge en contraste con un amplio cuerpo de trabajos que muestran que el afecto negativo intenso es inherentemente problemático (por ejemplo, Gunthert, Cohen, &Armeli, 1999; Watson & Clark, 1984). La diferencia importante es la especificidad con la que los sentimientos son vividos. El afecto (placentero o desagradable), en y por sí mismo, no tiene objeto ni dirección. Cuando el afecto es conceptualizado y etiquetado con el conocimiento emocional, se asocia con un objeto en una situación específica, brindando a la persona información sobre cómo actuar de la mejor manera en ese contexto específico. Así, la diferenciación de emociones mejora las capacidades para regularlas. La experiencia y etiquetado del afecto negativo son más importantes que la intensidad del mismo para la funcionalidad posterior.
A lo largo de la pasada década, ha habido muchos ejemplos de estudios que vinculan la diferenciación emocional con diferentes índices de funcionamiento psicológico saludable. Los individuos que experimentan más emociones negativas diferenciadas están menos propensos a beber en exceso cuando están estresados, inmediatamente antes de un episodio de bebida inminente, consumiendo aproximadamente 40% menos de alcohol que los individuos bajos en diferenciación de emociones (Kashdan, Ferssizidis, Collins, &Muraven, 2010). Las personas que son mejores diferenciando sus sentimientos negativos son también entre 20% y 50% menos propensas para responder agresivamente (por ejemplo, por medio de un ataque verbal o físico) contra alguien que los ha lastimado (Pond et al., 2012). Las personas que eran diestras describiendo y diferenciando sus sentimientos también mostraron menos actividad en la ínsula y la corteza anterior del cíngulo cuando eran rechazados por un extraño durante una simulación computarizada de un juego consistente en lanzar la pelota (Kashdan et al., 2014). Estas regiones cerebrales hacen parte de la red “prominente” que representa y regula las señales interoceptivas y homeostáticas durante una amplia variedad de fenómenos psicológicos, incluyendo (pero no limitándose a) la emoción, el afecto, y el dolor (Barrett & Satpute, 2013). Si bien existen muchas maneras para interpretar estos hallazgos cerebrales, son consistentes con la idea de que la diferenciación de emociones está asociada con una actividad de regulación a la baja en regiones del cerebro que hacen parte de los sustratos neurales para sentimientos negativos. En suma, las personas con mayores habilidades de diferenciación de emociones parecen mostrar una mayor ecuanimidad cuando son confrontadas con el dolor del rechazo.
La diferenciación de emociones también es útil para distinguir la forma en que las personas diagnosticadas con trastornos mentales entienden, responden, y se relacionan con sus emociones. Hallazgos de estudios apoyan esta premisa. Primero, las personas diagnosticadas con trastorno depresivo mayor no solamente experimentan un malestar más intenso en su vida diaria, sino que, y debido a ello, también muestran niveles más bajos de diferenciación de emociones negativas que adultos saludables (Demiralp et al., 2012).Segundo, las personas diagnosticadas con el trastorno de ansiedad social podrían distinguirse de los adultos saludables por su tendencia a describir y etiquetar emociones negativas en una forma menos específica, indiferenciada, en el curso de interacciones sociales y de situaciones al azar de la vida diaria (Kashdan & Farmer, 2014). Otros estudios han demostrado que la diferenciación de emociones baja es relevante en los trastornos del espectro autista (los cuales podrían estar relacionados con la incapacidad para entender y utilizar palabras emocionales; Erbas, Ceulemans, Boonen, Noens, & Kuppens, 2013), trastornos de alimentación (Selby et al., 2013), y el trastorno de personalidad limítrofe (Suvak et al., 2011). Tomados en conjunto, estos estudios ofrecen nuevas perspectivas en la fenomenología de los trastornos psicológicos y el rol potencial que juega la diferenciación de emociones en la desregulación emocional.
Intervenciones que apuntan a la diferenciación de emociones
Existe evidencia preliminar que demuestra la eficacia de las intervenciones que llevan a los individuos a expandir su vocabulario emocional y les enseña a desplegarlo en una forma flexible y contextualizada. Los individuos con temor a las arañas y que han sido entrenados para diferenciar sus emociones cuando observan una araña (por ejemplo, “enfrente de mí hay una araña fea y es asquerosa, angustiante, e incluso intrigante”) experimentaron menos ansiedad y mostraron una mayor disposición a aproximarse a las arañas (por ejemplo, un menor comportamiento de evitación) en comparación con las personas a quienes se les daban otras estrategias, tales como la revaluación cognitiva (“sentada enfrente de mi hay una pequeña araña, y eso es seguro”, o una distracción (por ejemplo, “decida cuál es el mejor momento para usar seda dental y conviértalo en un hábito”;Kircanski, Lieberman, & Craske, 2012). Más aún, en una evaluación de seguimiento una semana más tarde, los individuos con temor a las arañas entrenados para diferenciar sus emociones experimentaron menor activación simpática cuando fueron confrontados con arañas que los individuos en las condiciones de revaluación cognitiva o exposición simple. El entrenamiento en diferenciación de emociones también mejora la capacidad de la persona para resistirse a los efectos de sesgo que produce la emoción en los juicios. Las personas entrenadas para ser más detalladas al describir sus sentimientos produjeron juicios morales que estaban menos influenciados por sentimientos intensos e incidentales de asco (Cameron, Payne, & Doris, 2013). Estos hallazgos sugieren que la diferenciación de emociones podría tener su mayor impacto durante las situaciones emocionalmente reactivas, en donde la necesidad de regulación es mayor.
Tal vez sea más destacable la evidencia de que enseñar a niños de edad escolar a ampliar su conocimiento y el uso de palabras emocionales (20-30 minutos por semana) mejora el comportamiento social y el desempeño académico en la escuela (Brackett, Rivers, Reyes, &Salovey, 2012). La intervención breve también impactó a los profesores: clases que emplearon este modelo educativo estaban mejor organizadas y fueron valoradas por observadores ciegos como teniendo un mejor apoyo instruccional para los estudiantes (Hagelskamp, Brackett, Rivers, &Salovey, 2013).
Estos hallazgos son impresionantes debido a que la diferenciación de emociones es una habilidad simple y fácil de aprender que es frecuentemente descuidada. ¿Por qué? Porque la habilidad evoluciona naturalmente durante la socialización cuando los padres utilizan palabras emocionales en el discurso de todos los días o cuando los terapeutas hablan con sus pacientes. Cuando el proceso es formalizado, usualmente se presenta como un juego de niños. Camine en una clase de jardín infantil y encontrará un afiche en la pared que muestra las expresiones faciales para diferentes emociones -con frecuencia retratadas en una manera graciosa o caricaturesca.Si bien son breves, las intervenciones enfocadas conducidas en ambiente de laboratorio sugieren que, al igual que los niños, los adultos pueden mejorar su conocimiento y complejidad emocional. Al hacerlo, los adultos se hacen más expertos en una diferenciación emocional saludable, y, a su vez, más capaces para regular sus emociones. Una regulación de emociones más saludable permite a estos adultos realizar actividades que son más relevantes para su bienestar. De hecho, existe alguna evidencia de que la diferenciación de emociones mejora con la edad (Carstensen, Pasupathi, Mayr, & Nesselroade, 2000), tal vez en parte debido a que una mayor experiencia incrementa el vocabulario.
Los mecanismos de diferenciación de emociones
Hasta ahora, sabemos que la diferenciación de emociones está vinculada con una mejor regulación emocional, y una variedad de mejores resultados, al igual que un uso más específico de palabras emocionales juega algún rol en el mejoramiento de la diferenciación de emociones como habilidad. La siguiente fase de investigación es explorar los mecanismos por los cuales las emociones emergen, el rol que las palabras emocionales juegan, los mecanismos que subyacen a los efectos benéficos de una mejor diferenciación, y los límites de la diferenciación de emociones (por ejemplo, ¿puede existir demasiado de algo que es bueno?).
Nosotros y otros investigadores proponemos que la diferenciación de emociones depende del desarrollo de conceptos emocionales (Barrett, 2006b; Lane & Garfield, 2005; Lindquist & Barrett, 2008). Más específicamente, proponemos que las palabras del vocabulario emocional están vinculadas con los conceptos emocionales que las personas utilizan para conceptualizar sus experiencias afectivas y para transformarlas en experiencias emocionales granuladas más refinadas. Proponemos que la experiencia del momento es creada cuando las personas categorizan las sensaciones que llegan del mundo y del cuerpo. Este proceso de categorización crea una conceptualización de las sensaciones que está vinculada con el contexto o situación específicos, brindando predicciones específicas para una acción contextualizada (y, presumiblemente, un afrontamiento adaptativo). Debido a que el conocimiento conceptual está incorporado, también puede servir para modificar las sensaciones internas del cuerpo y reducir los afectos negativos intensos, resultando de manera efectiva en una regulación de emociones mejorada (Barrett, Wilson-Mendenhall, & Barsalou, 2014). Cuando una persona posee solamente un conocimiento emocional rudimentario (debido a que su vocabulario emocional es restringido y subdesarrollado) o no tiene la capacidad en la memoria de trabajo para desplegar su conocimiento de categorías (Barrett, Tugade, &Engle, 2004), las entradas sensoriales serán conceptualizadas en una forma relativamente indiferenciada, privando a la persona del conocimiento contextualizado que se requiere para afrontar la situación inmediata. Cuando una persona tiene un conocimiento emocional elaborado y se le ha instruido para utilizarlo, las entradas sensoriales serán conceptualizadas en una manera relativamente enfocada a la situación específica, y esta persona tendrá el conocimiento contextualizado que se requiere para afrontar efectivamente la situación. Estas hipótesis mecanicistas aguardan pruebas científicas.
Los mecanismos exactos por los cuales una mejor granularidad contrarresta el impacto adverso de un malestar intenso todavía no se conocen. Las personas que responden a sus experiencias vividas con mayor diferenciación son más conscientes mentalmente de su estado consciente y por ende encuentran más fácil cambiar su foco atencional y mantener la estabilidad emocional (Fogarty et al., 2013; Hill &Updegraff, 2012; Pond et al., 2012). Entendemos que cuando los sentimientos de malestar y las sensaciones corporales surgen, en vez de dejar a estas experiencias dominar la atención o dictar cómo comportarse, las personas que diferencian con facilidad las emociones son más capaces para distanciarse de sí mismos (un concepto llamado distensión, Hayes, Strosahl, & Wilson, 1999, o autodistanciamiento, Kross & Ayduk, 2011). Con esta distancia psicológica, existe una mayor oportunidad para dirigir el comportamiento esforzado hacia metas o empeños valorados personalmente.
Ideas para concluir
La diferenciación de emociones es una habilidad relevante para una amplia gama de problemas y trastornos psicológicos. Aquellos más adeptos en la construcción de experiencias precisas y granulares serán mejores para afrontarlas, sin importar su intensidad. Aquellos que experimenten una menor granularidad en sus experiencias negativas quedarán desbordados con más facilidad por el estrés y por ende serán susceptibles al uso de estrategias de regulación emocional poco saludables como beber o comer en exceso, la agresión, y el comportamiento autoagresivo. Saber cuándo alguien está experimentando un afecto negativo intenso y frecuente es insuficiente para predecir si va a comportarse de manera saludable y funcional. Estos efectos psicológicos dependen de si la persona también es efectiva para diferenciar dichas experiencias. Resultados de intervenciones psicológicas sugieren que las personas pueden ser entrenadas para construir mejores experiencias granuladas. En el corazón de estas intervenciones está la expansión del vocabulario emocional de la persona. La manera en la que las palabras emocionales son importantes para construir la experiencia consciente con efectos que van de la mano con la capacidad de regulación de emociones y el funcionamiento psicológico saludable son temas para investigaciones futuras.
Lecturas recomendadas
Barrett, L. F. (2006a). (Consulte las Referencias). Offers a comprehensiveaccount of how emotions are psychological constructionsnot unlike memory.
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Tamir, M. (2009).(Consulte las Referencias).An important framework forunderstanding emotions as “tools” to obtain desired goalsas opposed to an end in themselves to pursue.
Declaración de conflicto de intereses
Los autores declaran que no tienen conflicto de intereses en relación con la autoría o la publicación del presente artículo.
Patrocinio
La preparación de este manuscrito fue apoyada por el Centro para el Avance del Bienestar en la Universidad George Mason, en el caso de T. B. Kashdan; por el Premio para el Director Pionero del Instituto Nacional de Salud (DP1OD003312), el Instituto de Investigaciones de la Armada Americana para el Contrato de Ciencias Sociales y del Comportamiento W5J0CQ-11-C-0046 en el caso de L. F. Barrett; y por la Beca de la Oficina de Investigación Naval ONR N00014-14-1-0201 en el caso de P. E. McKnight. Los puntos de vista, opiniones, y/o hallazgos contenidos en el presente artículo son de la exclusiva responsabilidad de los autores y no deberían considerarse como una postura, política, o decisión oficial del Departamento de la Armada, el Departamento de la Marina, o el Departamento de Defensa.
Referencias
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